Título: Nefando
Autora: Mónica Ojeda
Información técnica:
Editorial: Candaya
Publicación: 2016
Precio: 16,00€
ISBN: 9788415934233
Número de páginas: 208
Sinopsis:
Nefando, Viaje a las entrañas de una
habitación, fue un videojuego en línea poco conocido y pronto
eliminado de la red a causa de su polémico contenido sensible. Las experiencias
de sus jugadores son, ahora, el centro de los debates gamers en los
foros más profundos de la deep web, pero sus usuarios no parecen ponerse
de acuerdo: ¿era un juego de horror para frikis, una puesta en escena
inmoral o un ejercicio poético? ¿Son tan hondas y retorcidas como parecen las
entrañas de esa habitación?
Seis jóvenes comparten un piso en
Barcelona y sus habitaciones vibran como colmenas. En cada una de ellas se
cuecen actividades tan inquietantes y turbias como la escritura de una novela
pornográfica, el deseo frustrado de autocastración o el desarrollo de diseños
para la demoscene, subcultura informática artística. Sus espacios
privados son arquitecturas blancas donde se explora el territorio de los
cuerpos, de la mente y de la infancia. Mirillas hacia lo abyecto y hacia el
decir, que los conecta al proceso de creación de un videojuego de culto.
(Página web de Candaya).
Reseña:
Ya decía
Bolaño que la novela que tendría que venir después no podía sostenerse
únicamente por el argumento, si no que tendría que sorprendernos con una
estructura o con algún tipo de juego nuevo. Esto, unido al concepto de Manuel
Puig de buscar la novela nueva y no la buena novela nos acompaña en esta obra
en la que nos sumergimos. Y es que podemos considerar Nefando como una
suerte de recopilación de noticias y entrevistas de un periódico, es por esto
por lo que he decidido centrar la reseña en el concepto de «una novela fallida».
Muchas veces
en cualquier país sucede algo por lo que la prensa se interesa mucho, y en muchos
periódicos lo que hacen es dedicarle una sección fija en la que sacan noticias,
entrevistas, artículos de opinión, etc., sobre el tema en cuestión. Mientras
leía Nefando tuve la sensación de estar leyendo este tipo de periodismo.
Esto, desde
mi punto de vista, es un sinónimo muy claro de lo bien escrita que está la
obra, ya que si la autora no hubiese conseguido mostrar tan bien a los
diferentes personajes (tienen formas de expresar muy distintas a pesar de
compartir idioma, porque son de países diferentes), esta sensación realista
habría sido imposible.
Es por este
realismo, que podría parecer periodístico, por lo que podemos pensar en Nefando
como una novela fallida, es decir, ¿es Nefando una novela?
No tiene
forma de novela. No está separada por capítulos, sino por descripciones y
entrevistas, lo importante no es la trama, sino el aprendizaje que hacen los
personajes a través del arte y, además, trata temas que no se acostumbran a
tratar en las novelas, al menos de una forma tan cruda, como puede ser el abuso
infantil.
Desde mi
punto de vista, lo que ha hecho Mónica Ojeda en esta novela es separar al
lector de la historia, es decir, no hacer que el lector se sienta identificado
con alguno de los personajes, sino contar los hechos que sucedieron como si de
un periódico o una revista estuviéramos hablando.
Por otro
lado, creo que es importante resaltar la importancia del arte dentro de la obra
y también la importancia de lo que no se dice. Hay muchos que opinan que en
esta novela las cosas que no se cuentan es porque no se saben, mi opinión es
totalmente la contraria, ya que creo que Cecilia con sus dibujos cuenta más que
Kiki o el Cuco en las entrevistas, y que, por ejemplo, la propia Kiki cuenta
más en su pornovela que lo cuenta en las entrevistas.
Con esto lo
que quiero decir es que a pesar de que Mónica Ojeda haya decidido escoger una
forma de contar las cosas realista, poco artística (únicamente en cuanto a la
forma), a lo mejor, lo que hace dentro de ella es mostrarnos la importancia del
arte, o más bien, de la expresión a través del arte. Y es que lo que hace es
explicar a través de la boca de los personajes (con Kiki en el primer capítulo
o con los fragmentos de la novela de Kiki) lo que el arte significa para ella.
En conclusión, Mónica Ojeda parte de una
novela fallida para mostrar lo que ella considera que debe que tener una
novela, ya no solo de forma estructural, que es en lo que nos hemos centrado,
sino también en cuanto a la temática. Y es que esta novela podría decirse que
es un posicionamiento claro, por parte de la autora, para hablar abiertamente
de lo inefable.
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